A pocos días de una elección clave en la que Manuel Adorni buscará validar en las urnas la gestión de Javier Milei, el gobierno atraviesa uno de sus momentos más críticos. Con actos de campaña que no logran convocar, versiones sobre militancia rentada y una economía que no da tregua, el Ejecutivo prepara un polémico blanqueo de capitales que ni siquiera pasará por el Congreso.
El periodista Pablo Duggan fue tajante al analizar el panorama: “El gobierno está grogui, por eso salen a mentir tanto”. Durante su editorial en radio, apuntó directamente al presidente: “Milei está agotadísimo, perdió la batalla cultural. Es muy importante la elección del domingo porque el gobierno está mal”.
El escenario electoral del domingo en la Ciudad de Buenos Aires será una prueba de fuego para el oficialismo. Adorni, uno de los voceros más visibles de La Libertad Avanza, será candidato a legislador y su resultado podría convertirse en una suerte de plebiscito para la Casa Rosada.
Pero mientras los libertarios intentan sostener su relato de épica y superávit, avanzan con una medida que genera fuerte rechazo incluso entre economistas de perfil liberal: un nuevo blanqueo de capitales por decreto, impulsado por el ministro Luis Caputo. “Lo que viene es un mamarracho”, anticipó Duggan, quien advirtió sobre el impacto político que tendrá esa decisión: “Cuando tengan que presentar ese mamarracho se les viene un costo político muy grande encima, pero lo hacen igual porque están desesperados por los dólares”.
El blanqueo, que evitaría el paso legislativo y abriría una puerta más para el ingreso de dinero no declarado, aparece en un contexto de creciente presión cambiaria, caída del consumo, parálisis productiva y malestar social en aumento. A todo esto se suma el creciente aislamiento del presidente, con declaraciones cada vez más desconectadas de la realidad social y una estrategia comunicacional centrada en redes, lejos de la gestión concreta.
La elección del domingo podría marcar un punto de inflexión. Lo que está en juego no es solo un cargo legislativo: es la capacidad del gobierno de sostener su narrativa, su legitimidad y su margen de maniobra frente a un escenario económico que no deja de deteriorarse.
Una fuente del oficialismo reconoció en off que el blanqueo por decreto “es una medida desesperada para intentar contener la sangría de dólares, pero sin garantías ni controles claros, lo que podría terminar empeorando la crisis”. Desde el Ejecutivo admiten que la falta de consenso y la caída de apoyo complican la implementación de políticas, por lo que recurren a decisiones rápidas y polémicas.
Por su parte, un legislador opositor manifestó que la estrategia oficialista “se basa en seguir sumando parches a un modelo que no funciona, mientras pierde la capacidad de diálogo con la sociedad y el Congreso”. Varios dirigentes opositores coinciden en que la elección en la Ciudad será una señal clara sobre el desgaste del gobierno y su pérdida de legitimidad.
Asimismo, en círculos sindicales y organizaciones sociales se prevé que el malestar popular irá en aumento si la situación económica sigue deteriorándose. Fuentes cercanas a movimientos sociales advierten que “la combinación de inflación, caída del salario real y decisiones unilaterales puede desencadenar una escalada de protestas en los próximos meses”. En este escenario, el resultado electoral del domingo tendrá impacto más allá de lo porteño: será un termómetro para la estabilidad política nacional.
Adorni puede ganar o quedar segundo -lo que se relatará desde el oficialismo como una victoria-, pero si no consigue un porcentaje robusto de votos, la ciudadanía no habrá dado el visto bueno a la gestión. «25 o 30 puntos no son un apoyo al oficialismo que enorgullezca a nadie», advierten desde la Rosada.